Las piernas no respondían. El oxígeno, a penas llegaba a los maltrechos pulmones de fumador durante casi treinta años, a dos cajetillas por día. Pero no podía echar la culpa al tabaco. Sofá más televisión más snaks: Culpable!
No importa de quién fuera la culpa, en concreto, una de las piernas aun resistía y podía seguir subiendo esas escaleras interminables, a las que le habían llevado el acontecer de los sucesos.
Suceso nº1: Divina juventud... fiestas, escapadas con nocturnidad y alevosía, bailes enloquecidos, derroche de amor por cualquier espacio, oscuro o no, según urgencia.
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