Cuando somos niños, pensamos en crecer, ser mayores, sobre todo, para poder tener cosas varias, autonomía y dejar de oir "cuando seas padre comerás huevos"... Y ahora, que ya hemos crecido, empachados de tanto huevo frito, tan sólo deseamos volver a ser niños...
Y huelo los colores del arco iris,
frente a mis ojos templados por el tiempo.
Tiempo convertido en divertidos juegos
que retornan la carne madura
en tersa y suave, incluso blanquecina.
Qué no haría yo por abrir
la mente en canal,
caramelo en mano,
bajando hasta encontrar
el espíritu olvidado,
las risas apagadas
y los bailes de pies y manos.
Respiro color púrpura y verdoso
con toques de amarillo desgastado.
Caminaré hasta encontrar
la cesta desastre,
de los juegos olvidados.