sábado, 20 de septiembre de 2014

Recuerdos de niñez.

   Voy a escribir durante estos días, y como toma de contacto, algunas cositas que hice cuando aun estaba en el colegio allá por el año... uff.. jajajja, ni me acuerdo.

 

 DESEO

Yo deseaba...                           
           Yo deseaba ser como una golondrina,
      pero no tenía alas.
Yo deseaba ser como una flor, 
      pero no tenía color. 
Yo deseaba ser un oso,            
      pero no era lo bastante fuerte.
         Yo deseaba ser como otra persona.  

Descubrí que otra persona,     
      deseaba ser como yo.

Ahora, deseo no desear tanto
       y ser yo misma.




PASÓ


El sol abrasaba como lava
y en el cielo, lago azul,
una nube apareció...
Nube, por qué saliste como ola del mar.
Porque el viento sopló hacia acá.
Por qué luna plateada, saliste ya.
Porque es noche en la inmensidad.
¡Ay va, si es verdad!
La manta oscura ha caído ya.
Volveré a casa, pues mi madre estará
con la escoba preparada porque tarde es ya.





   Y como estos tengo muchos más... que nostalgia me da volver a leer tantas palabras escritas en papel. 

    Encontré uno  que escribí dedicado a mi dedo corazón ajjaja. Siempre me he mordido las uñas y a pesar que he estado una buena temporada con ellas tan bonitas, he vuelto a caer. Aquí lo dejo, me produce risa leerlo :)



CORAZÓN


 Un bulto doloroso se asomaba entre la piel,
 la piel del pequeño corazón que transportaba a todos lados conmigo.
No era uno sino dos bultos. Cómo han podido llegar hasta aquí,
hasta la punta de mi dedo corazón.
Debe ser consecuencia de morderse las uñas...
... pero por qué precisamente ese dedo.
Podrá ser porque mi corazón está triste
y él siente lo que pasa dentro.

Dedo corazón, arrugado, torcido, apenas sin uña, mordido.
Carne seca, cuello cortado, falta de calcio,
pero al fin y al cabo, dedo.

Una persona es igual que un dedo, que un dedo en particular,
aunque alguien se sienta identificado con un poco de cada uno.

Dedo que sufres mis pesadillas, mis miedos, mis fracasos.
Tú no te defiendes porque formas parte de mi.
Me perteneces y, por tanto, no tengo piedad;
te ataco y secas mis lágrimas,
te muerdo y me acaricias,
te doy contra la pared y me ayudas a convertir
mis pensamientos en palabras.



 

    Quisiera despedirme hoy recordando cada una de las personas que han pasado por mi vida y que han hecho que sea como soy. 

    Muchas gracias por hacer que me ríera y llorara, me enamorara y deseara que hubieras desaparecido, por ser uña y carne para luego deshacernos en el tiempo. Me dieras buenos consejos y desoirlos, eso por supuesto. Compartir ideales, algunos con desacuerdos. Pero sobre todo, gracias por permanecer en el recuerdo de esta vida, la única que tengo.

 

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