La vida con una buena botella de vino tinto y queso curado en aceite de oliva... Cada uno tiene sus vicios para pasar los tragos y saltar los baches que nos acontecen y, por supuesto, a veces, necesitamos un poco de anestesia para ello.
Todos tenemos vicios, confesables o no, pero sin ellos no seríamos personas.
Delicioso jugo rojo
que mojando mis labios,
vas disipando con tú sabor
cualquier pensamiento amargo.
Mirando a mi alma
teñida de sangre,
no puedo dejar de sentir
mil ojos a mi alrededor.
Pero sólo una mirada
es la que verdaderamente me embriaga
Descentrada, la gravedad me repele
y volando alcanzo el cielo
suspendido en ese pelo
aterciopelado pero regio.
Mi respiración se entretiene
en disfrutar del aroma,
sin dejar de suspirar
a través de mi piel revoltosa.
Pero solamente una mirada
es la que verdaderamente me entiende.
La tuya.
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