Nos cegamos por lo que consideramos lo mejor y por eso no podemos ver, que se escapan otras muchas cosas que te pueden llenar de vida.
Y otra vez vuelvo a fallar,
otra vez, vuelvo a languidecer
en el lado oculto de tu sonrisa,
como una flor,
que abatida llora
porque su sol ya no asoma.
Busco su calor,
y en su ausencia
una nube sobrevuela
mi cabeza acurrucada,
que notando gotas mágicas,
despejan cuerpo y alma.
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