Segundo Izquierda...

    Siempre fue un niño bueno, le di la mejor educación. No faltábamos a misa ni un sólo domingo, como Dios manda. Agradecido y solidario con todos los que le rodeaban. Cierto que su padre, que en paz descanse,  fue un poco estricto con los estudios ya que su lema era "la letra, con sangre entra"...

    Cuando consiguió su puesto de profesor en la universidad, me sentí la madre más orgullosa del mundo. No me importaba que siguiera viviendo en casa, ni que trajera a alguna de sus alumnas, era tal su vocación... 

    Tampoco me importaba que, de vez en cuando, me llenara el congelador y tuviera que cambiar la alfombra de nuevo, después de probar mil productos de limpieza, porque no había manera de sacar la sangre, después de cada lección.