domingo, 1 de marzo de 2015

De un Ayer y un Mañana...


    Sobre la carretera, conduciendo sin dirección, apenas veía a través de los cristales, ni de los cristalinos... Párpados apretados y limpiaparabrisas que no bastan para enjuagar la tempestad del alma producida por el tornado de imágenes que asomaban a cada lado del camino, de dos personas revolcándose en cualquier rincón, de la que alguna vez fuera su hogar...

    La noche anterior confesó su traición, aun así,  ni una sola pregunta surgió de su boca seca. Colocó la compra que había hecho como cada tarde al salir del trabajo, preparó la cena. Sentados en la mesa, masticando miradas que pedían un perdón, tragando falsa indiferencia y cual muerto viviente durmió a su lado, en la cama, dónde no sabía exactamente qué habría pasado.

    Despertó una semana después en un hospital y pensó que es más fácil negar las cosas, que enterarse de ellas... en su mente, sólo su amor...

 

6 comentarios:

  1. Hola Elena, las traiciones maritales afectan no solo a la víctima, sino también al que las comete, como es el caso de la protagonista de tu relato. Muy buen texto.
    Abrazos!!

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  2. Saludos, buen relato. Es duro, las infidelidades son terribles y muy difíciles de manejar. Ojalá no ocurrieran. Éxitos y bendiciones!

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  3. Jo, elena, no lo había leído, la verdad es que se me pasan infinidad de textos...una pena..

    Lo de que lo único que nos pertenece es el tiempo ..va a ser que no.

    Me ha gustado mucho. En pocas palabras muchas imágenes muy descriptivas.

    un abrazo¡¡

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    1. Muchas gracias, Clara, por pasarte una vez más y dejarme bonitas palabras. Un abrazote :)

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