sábado, 13 de diciembre de 2014

La Noria...

    Haciendo memoria, removiendo recuerdos, encuentro personas marcándome limitaciones a sus ojos, haciéndome creer que lo que quería conseguir, era algo inalcanzable o metiéndome tal miedo en el cuerpo, que temblaba de sólo pensar en el propósito de hacerlo. Reconozco que dejé alguna cosa en el camino, pero encontré la manera de seguir el proyecto, bordeando un poco ese abismo. 

    Un ejemplo que lo explica, pero que de verdad no fui capaz de seguir, por no hacerlo: la Selectividad. Lo ponían tan difícil, tan complicado, me daba pavor imaginarme delante de esos papeles, que del BUP, me fui a hacer FP y de ahí a la Universidad, y aunque hice lo que quería, no encontré el valor suficiente para afrontar realizar ese exámen.

 

     Lo que quiero decir con todo esto, es que no hay que tener miedo a las posibles consecuencias, aunque si tener en cuenta los caminos que se abren al tomar decisiones. Pero nunca dejar de perseguir aquello que sabes te va a hacer feliz. Escuchar consejos y equivocarse mil veces, afrontar tus miedos, ir a la batalla y ganar.


Girando y girando,
dando vueltas sin poder parar.
Así es la Tierra
donde mis pies se posan,
gira como mi vida,
y sin alas de mariposa.

Tan perfecta, tan correcta,
prácticamente insuperable
ante los ojos de nadie,
mas quemadas las alas,
ya no hay derecho a nada.

El destino gira la noria,
el destino la para...
pero tan sólo tú 
tienes el poder
para no dejar pasar
las palabras.

Con o sin alas,
 tú eres
entre la nada.
Haz lo que tengas que hacer
que nadie tiene la fuerza,
el dominio y la pujanza,
para conseguir
llegar donde desees.

El límite lo pones tú.

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